Una familia de Nuevo México, Estados Unidos, inició un juicio contra una empresa de servicios fúnebres, después de haber recibido una bolsa que contenía los objetos personales de su difunta abuela y... su cerebro.
El macabro descubrimiento tuvo lugar después de que los miembros de la familia sintieran un "olor fétido" que salía de un bolso enviado por la empresa de servicios fúnebres y de cremación, que contenía los objetos personales de la abuela difunta.
El bolso había quedado una noche en el auto de uno de los miembros de la familia. Éste contenía, además de los objetos personales de la abuela, otra bolsa con una etiqueta con el nombre de la difunta, en la que estaba escrito "cerebro".
"¿No les parece que es un error horrible? Nadie debería estar obligado a encontrar un cerebro entre las pertenencias de un familiar", declaró el abogado de la familia.
El cerebro fue incinerado después con el cuerpo de la difunta, quien murió en un accidente de auto.
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